
En estas navidades estoy aprovechando para descansar, desconectar y estar con María y Naroa. Quería haber aprovechado para leer o para hacer algunas chapucillas pendientes en casa, pero a todo no se puede. Lo que sí he hecho es recuperar el sonido de la música. No es que lo haya perdido nunca realmente, pero uno se va dejando llevar y pasan los días y los meses y los años y parece que las notas se apagan o se alejan.
Estoy escuchando de lo viejo y de lo nuevo y sigue siendo como siempre. Las melodías, las letras, el resultado de esa combinación variada de instrumentos, las canciones dentro de cada canción, el sonido de la guitarra, las secuencias, las notas, los síncopes...
Todo sigue ahí, y es maravilloso.